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miércoles, 5 de octubre de 2016

¿El rincón de pensar para pensar en qué?

Cierto es que cada vez se utilizan menos prácticas tradicionales sin sentido para sustituirlas por una pedagogía real, una educación viva en la que los peques pasan a ser los protagonistas de sus vidas.


Pero todo cambio es lento, por lo que aún nos topamos con escuelas convencionales que lejos de actualizarse y mostrar un nuevo paradigma educacional a sus alumnos y respectivas familias, además se recrean en los castigos como el rincón de pensar.

Seguro que no soy la única que muchas veces se ha formulado la siguiente pregunta:

¿Y en qué tienen que pensar?

Para los adultos es fácil y claro de entender. Es más, está chupado. Han de reflexionar sobre lo que han hecho supuestamente mal, que este sería otro debatir, pero lo dejaremos para otro post.

Dejando las evidencias aparte sobre lo perjudicial y poco educativo que son los castigos y este en concreto, diremos que por lógica, un niño o una niña de corta edad, no pueden reflexionar sobre algo si no se les da las herramientas para ello.

¿Qué herramientas?

La comunicación que tan olvidada e infravalorizada está en muchas ocasiones, es una de ellas. Explicarles el por qué eso no se debe hacer con palabras que entiendan para que cale el mensaje con la intención de que no se repita, al mismo tiempo que inculcamos un valor realmente necesario en nuestro día a día.


☆ Dirigirse a ellos con respeto. No sirve ningún atajo como <<¡No, muy mal, al rincón de pensar!>> sino con un acompañamiento emocional dando nombre a lo que sienten para llegar a un entendimiento de por qué han hecho lo que han hecho.

☆ Tratar la situación con empatía. Explicar, acompañar y gestionar los conflictos con el tono y la paciencia que te gustaría que usaran contigo, aunque seas adulto. Ellos no merecen un trato inferior por ser pequeñines. Olvidemos la superioridad y la autoridad para ponernos a su altura y solventar dichos percances.

Facilitando estas herramientas conseguiremos esa reflexión sobre lo ocurrido que no consigue el rincón de pensar, además de demostrar con nuestro ejemplo una vez más, que los problemas se pueden solventar de un modo más armónico y sin mellar la autoestima que tan importante es para un desarrollo saludable.

No les cortemos las alas. No minemos su capacidad de aprendizaje. No les arrebatemos la felicidad que supone la infancia. Sus sueños, su pasión por aprender, su pasión por vivir, debe ser la mayor preocupación que tengan en esta etapa.


Dicho esto, esperemos que las escuelas que siguen impartiendo estos castigos, cualquier tipo de castigo, abran la mente, se actualicen, y den un paso más a favor de la evolución sana y próspera del sistema educativo para los niños de hoy, que no dejan de ser los adultos del mañana.

Sara Ribot.
Asesora de BLW.
Escritora, blogger y comunicadora.
Autora de Otro Mundo Es Posible mediante la crianza con apego y La Maternidad Al Descubierto.

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