Creo firmemente que es buen momento de parar por un segundo y reflejar la parte positiva de nuestra situación actual: Estoy siendo testigo de un gran cambio. Cada vez se crean más asociaciones de crianza respetuosa, cada día somos más en los grupos de crianza con apego y a cada momento hay una propuesta nueva sobre la mesa para luchar unidos por conseguir el cambio hacia una crianza consciente y una conciliación digna y merecida.
Tal corriente que se está creando forjada de la voluntad y el sano despertar de muchos padres en la actualidad, hace que sienta una ávida esperanza gracias a las personas que componemos y somos partícipes de unas redes sociales muy importantes -lo que conlleva llegar a más personas y poder cambiar algún punto de vista o remover alguna conciencia- con las que podamos ir sumando más familias al apoyo y al proyecto que necesitamos en nuestra actual sociedad y dar un giro restableciendo los verdaderos valores que se han ido perdiendo.
Hemos de seguir luchando por nuestros derechos y los de nuestros hijos, por una vida digna.
Muchos filósofos a lo largo de los siglos nos han inculcado y recordado siempre las facetas importantes que hacen del mundo un lugar hermoso donde vivir y de la humanidad, una raza que tiene mucho que aprender. Y aun así, a muchos se nos olvida poner esos consejos en práctica cuando conocemos la teoría, la entendemos, la defendemos y la proclamamos.
Como dije en una entrevista: Todo depende del aquí y el ahora. Si todo el mundo criara a sus hijos con todo lo que conlleva el apego -por mucho que algunas veces erremos como humanos que somos- ¿Qué generación de adultos seguirían nuestros pasos?, ¿Cómo afectaría eso en una futura coexistencia social? Muchos y muchísimo. El problema es que la mayoría de la población sigue estancada en la crianza autoritaria que trata a los niños como ciudadanos de segunda clase que no tienen ni voz ni voto, cuando realmente nosotros somos los que deberíamos aprender más de ellos, siendo portadores de unos corazones puros y una inocencia bondadosa que les caracteriza.
Dicho esto, solo puedo pensar en lo afortunada que soy de poder formar parte de esta lucha continúa encabezada por madres guerreras y padres dispuestos a formar parte de este cambio de mentalidad tan necesario. Estoy rodeada de personas íntegras afines a una filosofía de vida que se basa en la crianza más natural, recordando así de donde venimos y quienes somos: Una ramificación mamífera que necesita apego y cuidados constantes para sobrevivir sus primeros años de vida, aflorarando nuestra libre creatividad el resto de nuestra vida sin ataduras, exentos de caer en la sumisión, respetando así a nuestro entorno, que no dejan de ser nuestros iguales porque nadie es más que nadie.
Sara Ribot.
Escritora, bloguera y mamá.
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* Próximo encuentro en Espai Yequana dando una charla sobre "Los mitos sobre la crianza".
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